La empatía es una de las herramientas más importantes dentro del desarrollo de la inteligencia emocional. Esta se refiere a la capacidad que tiene una persona de ponerse en el lugar del otro, es decir, de entender la vida emocional del otro. No quiere decir que se debe compartir la misma opinión perspectiva, se trata de comprender las emociones ajenas.

La empatía tiene como pilar fundamental la escucha activa, la comprensión y el apoyo emocional. Además, es fundamental que una persona desarrolle la habilidad de poder reconocer una perspectiva no solo afectiva sino también cognitiva.

En general, la psicología no tiene conceptos definitivos de la empatía o alguna denominación científica para lo que cada ser humano vive y siente en el momento de emplearla, pero esta se suele categorizar en desde dos aspectos:

Empatía emocional

Esta se refiere a la capacidad que tiene una persona de contagiarse de las emociones ajenas. Hace suyas las emociones del otro y dejar que estas le afecten.

Esta se puede calificar en dos grados.

• Preocupación empática. Se da cuando destinamos parte de nuestra energía mental a pensar los problemas del otro.
• Aflicción propia. Esta resulta ser un poco más compleja, pues el sufrimiento ajeno lo padecemos, afectando nuestro estado de ánimo y dejando, incluso, reacciones fisiológicas. 

Empatía cognitiva

Esta depende de la capacidad de comprender la postura de otro, igualmente se puede medir de dos formas.

• Asunción de perspectiva. Adoptar los puntos de vista de otro, o al menos a comprenderlos, razonarlos y darlos por válidos. Dejarte llevar y aceptar que lo que el otro dice es real.
• Fantasía. La capacidad proyectiva de la mente humana de asumir una identificación con entidades o personajes imaginarios, o vincularse con ideas del orden de lo irreal.

Ejemplos de empatía

–       Lees un libro o ves una serie que te gusta mucho, te sientes identificado, en especial, con uno de los personajes y a lo largo de toda la trama sufres o gozas con él en varias situaciones.

–       Defender a las personas cuando percibes una situación de acoso o bullying.

–       Cuando dos personas están discutiendo, y entras a la discusión “defendiendo” (por decirlo así) los argumentos de uno de los participantes porque crees que tiene la razón.

Los componentes de la empatía

Saber escuchar

En esta parte, debes aprender a escuchar de verdad, es decir, tu trabajo consistirá en poner atención a cada palabra que escuchar y comprender los sentimientos que se transmiten en ellas.

Para lograr esto es esencial:

• No interrumpir a la otra persona
• No dar tu opinión antes de tiempo
• Escuchar el mensaje sin juzgar

Mantener la calma y la paciencia

Mantener la calma es vital para poder comprender lo que escuchamos. Si nuestra meta es mejorar nuestra escucha es importante que lo hagamos a través de una actitud relajada y con una mente abierta a todas las posibilidades comunicativas que se puedan presentar.

Preguntar por las emociones

Este es un punto clave. Es común que durante nuestras conversaciones brindemos más información sobre lo que ha pasado que sobre nuestros sentimientos. Por ejemplo, cuando damos la noticia de que nuestra mascota ha muerto suelen preguntarnos más por cómo ha ocurrido que por cómo nos sentimos al respecto.

Trata siempre de ver más allá de las situaciones y pregunta sobre cómo se siente y si necesita un apoyo emocional para el momento.

En conclusión, la empatía nos ayuda enriquecer nuestro mundo con nuevas ideas y perspectivas, puntos de vista y oportunidades. Es una habilidad social importante para mantener en calma nuestra inteligencia emocional, con el tiempo te darás cuenta que te vuelves una persona más intuitiva sobre cómo se sientes las personas.

Recuerda nunca presionar y dejar que las personas se abran a ti. Lo harán siempre se sientan seguras contigo.

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